lunes, 16 de noviembre de 2009

7 meses: ¡Ya tengo dientes! (bueno, sólo uno...)

Hoy cumplo 7 meses, un montón de días desde que mis papas tiene el privilegio de tener a una belleza como yo, modestia aparte. A la imagen me remito:


Este mes ha habido muchos cambios en mi dieta, ya tomo papillas de niño mayor: verduras rarísimas (mis papas y la nevera no conocían cómo era un apio), patata, zanahoria, judías verdes y pollo.
Con la verdura y la carne me entiendo muy bien, pero la fruta...¡ay la fruta! no acaba de convencerme y lloro y lloro hasta que por fin me liberan de esa tortura.

Por primera vez me he puesto malito, tanto que desde la guarde tuvieron que llamar a papá y mamá para que vinieran a buscarme y es que un virus muy malvado llamado conjuntivitis me atacó sin remedio. Allí estaba yo con algo parecido a unos mocos feos alrededor de mis preciosos ojos ¡buafff!¡Qué mal lo pasé! Aprovechaban a atacarme mientras dormía y al despertar allí estaban pegados a mi carita. Mi doctora nos recetó un líquido que haría que me curara muy pronto pero nadie me contó que ese líquido en forma de gotas tenía que entrar por mis ojos ¡ah no! ¡pero que tipo de tortura es esta! Mis papás intentaban engañarme con inteligentes triquiñuelas hasta conseguir echármelas ¡cómo me resistí! Pero al final ganaron ellos, bueno, y yo gané al virus atacante que era lo importante.

Unos días antes de mi cumplemes mis papás me obsequiaron con algo realmente guay, una alfombra para mis aposentos que simula un pueblo con sus calles, sus edificios , plazas... ¡una chulada! Debe ser supervaliosa porque al mismo tiempo trajeron una valla infranqueable que sitúan en la puerta de mi dormitorio, evitando así que alguien nos la robe y al mismo tiempo (mira que es extraño) evita que yo pueda salir plácidamente a conocer mundo, o sea, el resto de la casa... Prometo investigar este nuevo artefacto hasta conocer su secreto y liberarme de él cuanto antes.


Tengo que confesar que no todo han sido alegrías estos últimos días y es que algo estaba cambiando en esta boquita de piñón que me han adjudicado, no tenía ni idea de qué pasaba pero me encontraba molesto, febril , incómodo , inconsolable... no quería otra cosa que estar en brazos de papá o mamá y hasta en la guarde empezaban a llamarme el quejicoso hasta que por fin tuvimos la respuesta al por qué de todos mis males:
¡¡TENGO UN DIENTE!! ¡SÍ! ¡SÍ! ¡UN DIENTE SUPERCHULO EN LA ENCÍA INFERIOR! Esto es un signo inequívoco de que me estoy haciendo un hombre, dentro de nada estaré mordiendo corazones nenas, temed por mí.

Bueno, y eso ha sido todo, como siempre os resumo mis bebe-avances que aunque no han sido muchos podemos decir que me he centrado en perfeccionar los conseguidos hasta ahora:

- Estar sentado controlando la situación está tirado, aunque no se sentarme yo sólito. Lo que sí sé es, una vez sentado, pasar a mi postura preferida, la reptante, sin golpear con la cabezota en el suelo.
- Me muevo. Me muevo DONDE YO QUIERO. Tengo tan perfeccionado el reptar que puedo ir de mi cuarto a la cocina en un periquete. Como no me gusta estar solo, cuando los papis salen de una habitación me voy detrás de ellos. Por eso no me gusta la barrera que ha puesto en mi cuarto, coarta mi libertad de movimientos.




- Ya soy casi autosufienciente a la hora de tomarme el bibe.... bueno, no se hacerlo, ni calentarlo, ni ponerme el babero, pero ¡ya se sujetarlo y bebérmelo yo solito y del tirón (así me ahogue)!


Y me despido con mis nuevos números, atención, peso 8,200 Kg (que pasote) y mido la nada despreciable cantidad de 67,5 cm (milímetro arriba , milímetro abajo).

Besos,

Daniel Sebastian